Mucha gente piensa que soy muy viajera.
Que divertido debe ser o qué poco se preocupa esa chica.
Quizá debería ir buscándome o buscando algo, pero tampoco es que me guíe demasiado ni por mi sensibilidad ni por mi cordura. Estoy en casa, en la de la familia, no tengo dinero para vivir sola, ¿será incomodidad por estar tan poco niña aún en el hogar? ¿será por la infantilidad de seguir volando tras sueños inalcanzables? sea como sea, entre unas cosas y otras decido ir de un sitio a otro, enamorarme de gente de otros lugares y pasearme en sus vidas, tomando un poquito de cada una de ellas, hasta creer que debería ir a otro sitio.
Ahora y cada vez más, tardo más de viajar de un sitio a otro, estoy más tiempo con la misma persona, pero siempre llega algo que me hace mover los brazos, los píes y en un momento me veo caminando, como si fuera hacia casa.
Me ha pasado muchas veces de estar durmiendo y despertarme totalmente desubicada, creer que estoy en mi antigua habitación, y querer despertar a mi hermana que está en su cama cerca de la mía, pero entonces me recupero un poco del sueño y veo claro que sigo en otro lugar, lejos y porque yo quise.
Hago maletas más pequeñas cada vez. Ya, según que sitios no merecen estar tanto en mi retina. _Bueno, no son especiales los sitios._ Hay quien dice._ Sino lo que y quien encuentres allí.
Estoy ahora en casa, la misma que me ahogaba un poquito y me sacaba los gritos contra cualquiera en unos momentos, pero también momentos de risas y apoyo entre familiares.
La mujer que estoy siendo, tiene ingredientes de una extensa receta, y diría que la mayor parte vienen del hilo, las cocinas, los patios, y otras mujeres.
Es el momento de la visita de la hija.
¿qué somos las mujeres?