miércoles, 22 de septiembre de 2010

Dormir como forma de cura.


Porque el mundo onírico, siempre es sincero.
Falta sinceridad en este mundo nuestro, falta la valentía de intentar conocerse, ver esas virtudes contra sistema que todos tenemos y negamos por miedo a la rabia social, ver esos defectos de gente consentida, que interpreta un papel sencillo anticonflictos para a su vez ahogarse en ellos muy en su interior.
Sabes a quien te gustaría decirle que le quieres, amas, odias, envidias.
Sabes que puedes olvidar todas esos sentimientos en tu día diario, y lo haces.
El autocontrol es un castigo para los locos. Y creo, que todos somos locos.
Quisiera vivir en un árbol, comer fruta y que hiciera buen tiempo, no preocuparme demasiado de cosas de la mente. Vivir instintivamente puede ser igual de útil.
Tendría las mismas posibilidades de vivir que alguien que lo pensara todo, 50% acierto, 50% error lo más seguro. Así es la vida, todos los animales conocen sus instintos, pero los únicos que los reprimimos somos nosotros.
Y ésto me lleva a preguntarme sobre el mal.
Yo no soy mala cuando duermo, alguna vez hice algo nada bien aceptado, cosas increibles para mi realidad actual, pero si consecuentes con lo que he vivido. Me daría miedo mostrar esas cosas a mi gente querida, que aparecieran como características que no puedo evitar pero seguiría sin ser mala, del todo.
Entonces, si tenemos miedo de nuestro yo el bruto y sincero... Seamos seres de uniforme gris, trabajemos como es debido, sonríamos a la gente y pidamos el café con mucha educación, queda en nuestros sueños como somos, y en nuestro historial de Internet.
COMO/QUIEN SOMOS.