viernes, 4 de marzo de 2011
Cuando amar y pensar son pasiones igual de insulsas.
Hoy en principio no tendrá mucho que ver lo que escriba con la imagen.
Estaba en casa, estoy, estando sin hacer nada.
Ese momento que sabes que estás perdiendo el tiempo de la forma más cruel que alguien puede.
No sé si darooslo tan mascado.
Bueno, a medias, intentaré conservar algo de dignidad.
Estaba buscando en google.
Como veís, no soy mentirosa, ya os dije que la sale la autenticidad de uno cuando estamos solos con un buscador mundial.
Y cuando nos apetece hacernos dañor.
¿qué buscamos? ¿a quién buscamos?
Qué perfectas son siempre las vidas de los otros.
Que tristes nuestros ojos que se tornan oscuros tras violar su sana inocencia de conformista incomunicación.
Yo era feliz sin saber que trabajo maravilloso tienes.
Yo era feliz sin saber que fantástico futuro tienes.
Yo padezco envidia. A ratos. Algunas veces, cuando busco a gente que me quitó momentos que deberían haber sido míos, y me parece que en esta fría realidad son más libres que yo y más felices.
Quizá yo no era tan feliz, quizá busqué todo esto para maltratarme, para saber que en cualquier momento puede caer esta torre que es mi vida.
Si un día se sube el telón, y se me ve preparándome, siendo tan secilla y tan banal. Egoísta y envidiosa. Vouyer de coleta larga y zapatillas gordas con pelo y color pastel.
Ya os digo yo que no luchar por la cumbre, por lo que siempre hayamos luchado, dejarlo, abandonar aún pudiendo ser conseguido nuestro fin... Nos hará bujías de esta industria y nos mantendrá conectados buscandonos unos a otros con envidia y celos y recelos.
No sé tu, pero a veces yo busco gente mejor que yo en Internet.
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