una antigua amiga con la cual me enfadé y ella consecuentemente se enfadó conmigo, me decía que habiendo pasado un mal trago y un mal momento en su vida, yo preferí seguir con mis rencores y mis críticas a echarle una mano y decirle alguna palabra de apoyo. en esos momentos, yo no pensé en ella, ni en que me hubiera portado mal para lo normal en mi actitud, lo que pensé fue que ella tampoco me había dicho nada cuando mi padre se puso tan enfermo. y ahora, viendo que mi padre desde aquel día fue a peor y nunca a mejor, pienso que no debo guardar rencor a nadie, bastante tenía ella con lo suyo y yo con lo mio. mi pobre padre no tiene posibilidad de mejora, le considero un hombre joven que tenía una larga vida por delante pero que no será, lo que será es que dejará vivida una gran vida.
la esperanza se ha asomado en cada habitación que le acostamos, en el hospital y en su casa y más tarde en nuestra casa. finalmente, en este nuevo hospital la esperanza se asomó para despedirse personalmente.
y estando escribiendo esto junto a él, todavía consciente de todo y en plenas facultades de su inteligencia, le oigo como aborrece con algún que otro gemido la broma del destino, la venganza de la vida del que tanto la ha vivido. como si hubiera gastado toda la vida que le tocaba antes de tiempo, y ahora se le escapa de entre las manos sin poder hacer nada, joven y con la vista, oído, tacto... todo intacto. Sólo ha envejecido su pulmón, el resto de su cuerpo es consecuente con la misma edad que todos vivimos. sólo se ha desgastado, estropeado y disfuncionado su interior, pero suficiente para robarle su vitalidad. y cuando empiezan a aparecer estas cosas en la vida, estas penas de esperanzas que se despiden en tu familia, y toman de la mano a tus seres queridos en sus últimos días, me acuerdo de antiguos y actuales amigos, y pienso qué no daría por vivir la alegría de ser jovenes y sanos.
*(como siempre... no pongo mayúsculas cuando me aqueja lo que escribo)
la esperanza se ha asomado en cada habitación que le acostamos, en el hospital y en su casa y más tarde en nuestra casa. finalmente, en este nuevo hospital la esperanza se asomó para despedirse personalmente.
y estando escribiendo esto junto a él, todavía consciente de todo y en plenas facultades de su inteligencia, le oigo como aborrece con algún que otro gemido la broma del destino, la venganza de la vida del que tanto la ha vivido. como si hubiera gastado toda la vida que le tocaba antes de tiempo, y ahora se le escapa de entre las manos sin poder hacer nada, joven y con la vista, oído, tacto... todo intacto. Sólo ha envejecido su pulmón, el resto de su cuerpo es consecuente con la misma edad que todos vivimos. sólo se ha desgastado, estropeado y disfuncionado su interior, pero suficiente para robarle su vitalidad. y cuando empiezan a aparecer estas cosas en la vida, estas penas de esperanzas que se despiden en tu familia, y toman de la mano a tus seres queridos en sus últimos días, me acuerdo de antiguos y actuales amigos, y pienso qué no daría por vivir la alegría de ser jovenes y sanos.
*(como siempre... no pongo mayúsculas cuando me aqueja lo que escribo)
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