Si te golpeas al caer, te saldrá una herida, se cubrirá con una concha, de coral y arena viva.
Tu caída será la unión, entre la altura y el fondo, será boda del aire que empujas hacia abajo y arriba. En comunión, paz la tierra y el cielo por un día.
Pero si caes tan fuerte, que todo tú te vuelvas ave encendida, y de ti al tiempo queden cenizas, será tu fuego la llama, del adiós a la vida.
Durante la espera, de largos años, tejía un tapiz sobre .
Se rompió la lana, se quebró el ánima, fingí que no lo sabía.
Acabé una cubierta de colores para una cama, soñando con que sólo saltáramos como niños sobre almohadas.
Que no raspes el aire con un grito, que no patearas al abismo antes de que te arranque la tierra firme del cielo.
Nuestro lugar está aquí, sin vuelos. No seremos águilas sino gallinas, pavos reales, perdices.
Pájaros de fuego en el momento del salto, pensando renacer de un llanto olvidado.
El lazo del pelo de una niña nerviosa, que deshace con sus juegos el orden y la belleza.
Y es en cambio ésto, si cabe, más bonito.
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