martes, 12 de abril de 2011

La decisión de la natura.


Cuántas veces he llorado por tonterías,
he gimoteado por mis cosas de niña
y he crecido para maldecir
trabajos, estudios y en resumen,
la superficie de la vida.

Y ahora, cuando entre descansos
de esta lucha en el ring de la vida
me vuelven a dar un puñetazo
de nudillos agrietados, blasfemos,
de todo lo que me enseñó la vida
y ahora me toca recuperar esos apuntes,
de esos momentos de cruel certeza,

es la natura de la vida,
su decisión es que siga,
su decisión es que frene una alegría,
una agonía,
una palabra en una boca.

No puedes luchar cuando no hay guerra.
Se te ofrece una batalla
pero se te avisa de que
la decisión está tomada.

Porque mi voz no tiene cabida,
aquí sólo manda la natura,
la raíz de la vida.

Trago saliva, me digo: sé fuerte.
Ahora ya sé de que se debe llorar,
por qué cosas he de levantar la mano,
abrir los ojos y mirar desde arriba.

Se debe reir por la vida,
se debe soportar la decisión de la natura,
y se puede llorar por la muerte.

Todo lo demás es un charco en los ojos
de una niña.

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